La mañana en Villar supuestamente había amanecido soleada pero con un frio de espanto. Se nota ya por donde vamos.
Luis, Evi y yo, tras los churritos con chocolate de nuestro albergue empezamos a caminar serpenteando por caminos ya con plantaciones un poco más verde y encontrándonos con algún que otro tierno animalito con el que fotografiarnos.
Hasta hospital de Órbigo la cosa con el tobillo fue jodieta, pero ya en la misma entrada del pueblo me tuve que tomar el pastillazo porque me era imposible andar.
En el bar de Alicia, enfrente del campanario, nos tomamos uno de los amaiketakos mas grandes que nos han servido hasta ahora, cuarto de tortilla recién recién hechita con el huevo aun hirviendo. Allí coincidimos con Bustos y Charo, un matrimonio de Granada que conocimos desayunando churritos y que son conocidos del Olmos, así que a partir de ahora a ser bueno, jeje.
Siguiendo por el hospital del Órbigo llegamos a su impresionante puente donde nos echamos pocas fotos para las que nos podíamos haber echado dado lo increíble que es. Allí nos encontramos de nuevo con Ena y Cesar, con quien estuvimos dando el paseíto hasta Astorga haciendo alguna que otra paradilla para reponer fuerzas por que flaqueaban.
El camino ya cambia, atravesamos por fin por algún senderito con árboles de más de 1 metro de alto y terrenos empedrados que empeoraban la ya de por sí complicada tarea de caminar.
A las 3 y pico estábamos cruzando el puente de la entrada de Astorga donde tienen una playita fluvial en el rio que invitaba al baño, pero el hambre era más fuerte, por lo que con la mirada perdida en el agüita fresquita, y la de Ena fundamentalmente en los peregrinos haciendo nudismo, nos fuimos directos al albergue, no sin antes subir una cuesta con un nada despreciable 22% de desnivel.
En el albergue municipal, muy grande, limpio y bien mantenido por cierto, nos repartimos las habitaciones, dimos una duchita helada, y nos fuimos a buscar un bar donde dieran de almorzar a unos pobres peregrinos a las 5 y pico de la tarde. Por supuesto eso no ocurrió en ninguno hasta que encontramos un barecillo cafetería que se dignó a ponernos unos bocatas de embutido.
Tras el suculento almuerzo marchamos a conocer Astorga, un pueblito pequeñito pero con una catedral muy bonita y el palacio Gaudí, una obra preciosa a la que no pudimos entrar pero que por fuera invita a pensar en cuentos de hadas. Después de esto, dimos un paseíto por el mercadillo, saludamos a muchos peregrinos, la mayoría valencianos, como no, y entramos a comprar a una tienda de lo que esta gente de Astorga sabe mucho, chocolate. De todo tipo, sabores, porcentajes de cacao, todo el chocolate que quieras lo tienes aquí, aparte de otros productos típicos como las mantecadas y los hojaldres.
Con el chocolate nos fuimos a una cafetería de la plaza del ayto a tomar algo calentito y apareció nuestra querida familia con quien nos echamos unas fotitos ya que se va acercando también el momento de su despedida. De ahí marchamos al albergue a que el chicarrón del norte y los ojos más bonitos del camino, como diría Paco padre, se echaran una siestecita.
Mientras eso ocurría, el amigo Luis y yo nos repartimos el trabajo de peregrino. El ponía la lavadora con la ropa de los dos y yo convencía a la hospitalera alemana de que se viniera de copillas con nosotros a las fiestas de Astorga. Me lo puso complicaete la guapísima Eva, pero accedió siempre y cuando fuera a recogerla a las 23 al albergue con puntualidad alemana. Aprovechando que yo había terminado antes que él, el mito flashman ha desaparecido, fui a recogerlo a la lavandería y allí casualmente vimos un canasto con ropa para lavar con el nombre escrito Eva (otra Eva) y Arantxa. Casualidades del destino, esta misma mañana, en el bar de Alicia donde el amaiketako, habíamos visto un mensaje escrito en el libro de caminantes donde dos chicas con los mismos nombres, de Huelva y Melilla, escribían que acababan de empezar el camino. Ni cortos ni perezosos, y dado que los peregrinos nunca descansan y somos muy hospitalarios, les escribimos un posit en el canasto diciéndoles nuestro teléfono y que las esperábamos por Astorga. Como diría el maestro del camino, eshando fisha.
Ya con la lavadora puesta y tras convencer a la otra hospitalera que eso de dejar posit en los canastos de la ropa es normal en el sur, nos fuimos a dar un paseíto con Evi y Roy por un parquecito al lado del albergue y a tomarnos una cervecita a un pub de la calle central.
Si hacer nada que resaltar, sobre las 22 nos volvimos al albergue a recoger a Ena y Cesar para ir a cenar y de paso Eva aprovecho pa recordarme que si a las 23 nos estaba a dormir muy buenas.
El albergue de Astorga cierra a las 23, pero por estar en fiestas iban a abrir 5 minutos a las 00 y otros 5 a la 1 para entrar los fiesteros. Como comprenderéis, aparte de por qué fuese la hospitalera más guapa del camino, uno tenía que estar allí cumpliendo con lo acordado para poder estar todos de fiesta hasta más tarde.
Nos recorrimos varios bares y por supuesto todo hasta la barrera, pero súper Cesar se negocio con un camareta una mesita de destrangis y nos pedimos unos bocatas.
Eran ya las 22,50, el sándwich sin venir, el Sevilla ganando 2-3 al Madrid y tuve que salir corriendo por la niña. Allí estaba esperando mas guapetona que por la tarde, con su amiga Jana, otra Alemana muy alta y de buen ver, y Gerard, un niño alemán con ganas de mucha fiesta.
Volvimos al bar a recoger a los amigos y de paso comerme mi sándwich frio y le tiramos para la plaza del ayuntamiento donde había orquesta.
Mucho pasodoble, salsita, cervecitas, bailoteo en general y un buen rato de risas y distracción. Que correcto ha quedado, jeje. Ena y Cesar se marcharon a dormir cansados de bailar pasodobles ;) y nosotros aprovechamos que la orquesta descansaba durante media hora para ir al discopub del pueblo.
Nos dimos otros bailoteos, el Gerard ya desatado y el Roy durmiéndose, y las niñas bailoteando con Luis y un servidor, y volvimos a la plaza para el momento cumbre de la noche, Paquito el Chocolatero.
Si de por sí ya es penoso vernos a los españoles bailándolo, mucho mas simpático es un alemán desatado detrás de una alemana de 1,80 a la que le está pasando la mano por debajo. Un buen rato. De Eva ni os cuento lo que es esa niña bailando y moviendo la caderita, haber venido.
Como teníamos las llaves del albergue, estuvimos hasta las 2 y pico de la mañana de chufleo, hasta que ya medio cansados y con la plaza del pueblo medio vacía nos fuimos a dormir.
Como la chica que te abre la casa de sus padres para que entres sin hacer ruido y no despiertes a nadie hicimos acto de presencia en el albergue, despidiéndonos de las hospitaleras más guapas que hemos conocido hasta pronto.
Como se Evita que vas a leer esto, ya te recuerdo lo que te dije ayer de que cuando quieras te llevo a hacer un tour por tu soñada Andalucía. Un beso preciosa.
Quedan 256 kms
domingo, 19 de agosto de 2007
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